La defensa de la vida humana no es monopolio de los cristianos. Liberalizar e aborto supone conculcar la regla de oro de la moral universal: «No hagas a otro lo que no querrías que te hicieran a ti». Desde hace tiempo se ha pretendido legitimar esa liberalización con argumentos basados en la tolerancia. Las leyes pro-aborto se han cobrado, en los últimos veinte anos muchos millones de vidas. En todo el mundo se h iniciado ya un movimiento de reforma de esas leyes promotoras de lo que se ha denominado «una cultura de la muerte».
Michel Schooyans, profesor de la Universidad Católica de Lovaina analiza en este libro los fundamentos políticos de quienes defienden estas legislaciones en nombre de la presunta amenaza demográfica y de la libertad de evitar los hijos no deseados. El aborto no es una necesidad, sino una imposición, no es una solución, sino un fracaso. Su adecuada prevención exige al Estado y a los ciudadanos un programa educativo y de promoción del niño, de la mujer y de la lamilla. La «cultura de la vida» es la respuesta adecuada a una ideología que ataca al ser humano más débil: el niño no-nacido.
