El pensamiento platónico alimenta a la mayor parte de los genios occidentales y, de San Agustín (que lo conoció a través de los
neoplatónicos) hasta Kant, y de Nietzsche hasta Heidegger, transformándose muchas veces y animando a menudo sistemas filosóficos de muy opuesta orientación, termina por constituir uno de los motivos centrales de nuestra común herencia cultural. Lejos de recurrir a un andamiaje erudito, Guitton nos presenta la personalidad del gran pensador griego desde su costado más viviente y fértil, es decir, nos comunica aquellos datos biográficos y aquellas facetas de su pensamiento que representan, dentro del conjunto de la obra platónica, los elementos más significativos para la evolución de la filosofía y las ideas de Occidente.
neoplatónicos) hasta Kant, y de Nietzsche hasta Heidegger, transformándose muchas veces y animando a menudo sistemas filosóficos de muy opuesta orientación, termina por constituir uno de los motivos centrales de nuestra común herencia cultural. Lejos de recurrir a un andamiaje erudito, Guitton nos presenta la personalidad del gran pensador griego desde su costado más viviente y fértil, es decir, nos comunica aquellos datos biográficos y aquellas facetas de su pensamiento que representan, dentro del conjunto de la obra platónica, los elementos más significativos para la evolución de la filosofía y las ideas de Occidente.