El sentido de la creación entera es ser imagen y glorificación de Dios, del incomprensible Señor y Santo. Todas las cosas creadas (ora sean del reino de la pura materia, las montañas, el mar; ora del reino de la vida, una planta, un animal; ora del reino de las estructuras espirituales, una obra artística, una época cultural, una sociedad, o la persona espiritual) existen para reproducir la imagen de Dios y para glorificarlo, realizando plenamente en sí el pensamiento divino que está inherente en cada cosa, y haciendo que florezca en sí toda la plenitud de valores a la que ha sido destinada.
