La Asunción de la Virgen fue definida solemnemente como dogma de la fe católica el 1 de noviembre de 1950 por el Papa Pío XII, en la Constitución apostólica Munificentissimus Deus. La definición pontificia no precisa si María murió como todos los hombres o si su cuerpo llegó a participar de la gloria de Cristo resucitado sin pasar por la muerte.