SADA RICARDO Orar con los sentidos

 Para nosotros la oración, si hay oración, no suele ir más allá de unas cuantas palabras dichas deprisa. Pero si alguna vez, deliberadamente, nos sentamos con espíritu pacificado y observamos tranquilamente lo que vemos, lo que escuchamos y, además, si intentamos penetrar en la realidad honda a través de los otros tres sentidos —palpando, oliendo e incluso gustando—, tendremos cinco ventanas abiertas para descubrir a Alguien que se esconde detrás de todo. Orar con los sentidos no es sino consecuencia de los atributos divinos de Infinitud y Omnipresencia. Orar con los sentidos es ejercicio de contemplación.