ARANGUREN JAVIER Sociales o salvajes

 Lo auténticamente humano no está en el gruñido, sino en el compartir racional. Este compartir puede tener lugar en la mesa del comedor, en el sillón de la sala de estar, en la cama del dormitorio. Lo descaradamente natural genera vergüenza al ser humano. Le hace aparecer como demasiado animal. Por eso cubre su desnudez, se retira para ‘hacer de vientre’, busca un hogar donde comer o al menos el contexto protector que ofrece un bar o un restaurante. Humanizar la animalidad es tarea de la cultura.