del siglo IV y los comienzos del V, cuando el Imperio romano empezaba a sufrir las invasiones bárbaras.
Cromacio vivió pues en esta encrucijada de tierras y siglos. Con esto se define su misión: mediar y transmitir, hacer de puente entre hombres de distintos pueblos y tiempos. Fue su oficio de pastor el que le llevó a encontrarse en este centro donde tanto confluía. Le vemos en contacto con las grandes figuras del momento: Ambrosio y Jerónimo, Juan Crisóstomo y Rufino.