El Tomo II de la Antropología trascendental estudia la esencia cuyo ápice es el hábito innato llamado sindéresis, y que depende de los trascendentales antropológicos.
La esencia humana está abierta a los trascendentales clásicos: las luces iluminantes son verdaderas, y el aportar remite con limpidez al bien.
Según su abrirse a la verdad y al bien, el ápice de la esencia humana es la dualidad ver-yo y querer-yo.