Manglano José Pedro La misa el beso de Dios

 Cada vez que nos proponemos transmitir a alguien la misa, lo hacemos queriendo explicársela, pretendiendo que sepa lo que significa cada gesto que hace o cada palabra que dice. Nuestra mentalidad cartesiana busca capacitarle para que controle racionalmente lo que ocurre y por qué ocurre.

Sin embargo, a la misa no se accede por la razón. La misa es una experiencia, como lo es entrar en un estadio de fútbol, formar parte de una orquesta, hacer puenting, ser padre o darse el primer beso. A esta experiencia litúrgica se accede con el corazón abierto: a los que se acercan desde la afectividad les resulta más fácil descubrir el lenguaje de amor presente en cada segundo de este viejo oficio.