VILLAR CARLOS La verdadera noche es la luz

 Toda la vida interior se podría condensar en la capacidad de abrir los ojos a la presencia de Dios en el alma y en la existencia; en revivir, cada uno a su manera, la experiencia de Juan al reconocer al Maestro en aquella escena evangélica de la segunda pesca milagrosa (cfr. Jn 21). Después del fracaso de una noche de pesca con las redes vacías, el discípulo amado reconoce al Maestro en la orilla de la playa: ¡Es el Señor! Y entonces, todo cambia. Despunta la luz y despierta el amor, el sentido, la vida que ya no muere.