NIEREMBERG JUAN EUSEBIO Diferencia entre lo temporal y lo eterno

No es maravilla que estando las cosas eternas tan apartadas del sentido, las conozcamos tan poco; pues aun las temporales que vemos y tocamos con las manos las ignoramos mucho. ¿Cómo podremos comprender las cosas del otro mundo, pues las de este en que estamos no las conocemos? A esto puede llegar la ignorancia humana, que aún no conoce aquello que piensa que más sabe. Las riquezas, las comodidades, las honras y todos los bienes de la tierra, que tanto manejan y codician los mortales, por eso las codician, porque no las conocen. Razón tuvo San Pedro cuando enseñó a San Clemente Romano que el mundo era una casa toda llena de humo, en la cual nada se puede ver; porque así como el que estuviese en semejante casa ni vería lo que estaba fuera de ella, ni lo que estaba dentro, porque el humo estorbaría la vista clara de todo, de la misma manera sucede que los que están en este mundo ni conocen lo que está fuera de él, ni lo que está dentro; ni entienden cuanta sea la grandeza de lo eterno, ni la vileza de lo temporal, ignorando igualmente las cosas del cielo como las de la tierra.