Como dice el autor al principio de la meditación octava, ningún
argumento o punto de la vida espiritual se puede separar de los demás;
cada uno constituye el fundamento de todo un comportamiento interior y
exterior: «si la Fe es el acto a través del cual el hombre acoge el
amor, una vez que lo ha recibido, el amor transforma al hombre y lo hace
semejante a Dios»; «el límite a nuestra santidad es la medida de
nuestra fe».