ALVIAR J. JOSÉ Escatología

El cristiano posee una conciencia viva del carácter dinámico de la realidad. Instruido por la Revelación, percibe los eventos del mundo-desde la creación hasta la consumación- como escenas que integran un drama, una historia que se despliega.
El creyente no concibe el tiempo como un río circular, que devuelve los seres al mismo sitio. Más bien lo ve como un camino en el que las pisadas dejan huellas imborrables. Ve la vida como peregrinación hacia un destino.
Por otro lado, tampoco concibe el avance en el tiempo al igual que un pasajero de un barco a la deriva. Sabe que su viaje tiene rumbo,porque Alguien lo gobierna: Dios, que es Amor.
Así, el cristiano, imbuido por la confianza en un proyecto divino, posee una visión optimista de la realidad: una visión esperanzada, que entiende la historia como historia de salvación, es decir, encaminada hacia un modo de existir que supera el modo actual imperfecto. La mirada creyente no se detiene en la superficie -en los aspectos solamente
físicos, sociales, políticos, etc. de la historia-, sino que penetra hasta el fondo, hasta el último sentido de las cosas en Dios. Con perspicacia sobrenatural, percibe el porqué, el hacia dónde, y el por quién del mundo y la historia.