FERNÁNDEZ CARVAJAL FRANCISCO Como quieras Tú

 La costumbre de meditar la Pasión tiene su origen en los mismos comienzos del Cristianismo. Muchos de los fieles de Jerusalén de la primera hora guardaron un recuerdo imborrable de los padecimientos de Jesús, pues ellos mismos estuvieron en el Calvario. Jamás pudieron olvidar el paso de Cristo por las calles de la ciudad la víspera de aquella Pascua. Los evangelistas dedicaron una buena parte de sus escritos a narrar con todo detalle aquellos sucesos.
A lo largo de los siglos, la consideración de la Pasión ha hecho mucho bien a quienes se acercaron a ella. Para nosotros, es alimento necesario de nuestro amor a Jesús. De hecho, la tenemos presente con frecuencia en nuestra meditación personal, al leer el Santo Evangelio, en los misterios dolorosos del Santo Rosario, en el ejercicio piadoso del Vía Crucis...