Don Orione héroe de la caridad

Alguna vez arrojó también él su bolsa de útiles a la espalda del compañero que lo provocaba o se disputó el derecho de tirar de la cuerda de la campana o manejar la caña del sacristán para apagar los cirios. Tenía más bien un carácter ardiente y muy vivaz, y en ciertos momentos todo lo contrario de retraído, si podemos creer al testimonio de uno de sus contemporáneos que refiere que, por el frecuente empleo de los arañazos en las soluciones de los casos más difíciles, había merecido el apelativo de gato salvaje.