En Madrid cultivó la amistad de personajes como Carlos de Borja y Castro, adquirió numerosas fincas y desarrolló, una intensa actividad como donjuán.
Tras una misión en Roma regresó arrepentido e investido sacerdote, pasando de ambicioso especulador inmobiliario a fundador de cofradías, iglesias y conventos, entre los que estuvo el de Concepcionistas Descalzas, donde se acogieron las monjas expulsadas de Inglaterra por Enrique VIII.
También fundó, en 1609, la Congregación de Indignos Esclavos del Santísimo Sacramento —a la que perteneció Cervantes—, institución que en 1654, construyó el oratorio público en el que se halla enterrado el seductor arrepentido «Jácome de Grattis», quien, habría fallecido en 1619 a la improbable edad de 102 años.