Este material no fue tenido en cuenta por la Santa Sede cuando procedió a la elevación a los altares de la religiosa alemana, ya que no es posible determinar hasta qué punto los redactores añadieron de su inspiración, nombres, hechos y lugares a los efectos de construir un relato atractivo.
Considerando que “Sus palabras, que han llegado a innumerables personas de muchos idiomas desde su modesta habitación en Dülmen a través de los escritos de Clemente Brentano, son una buena proclamación del Evangelio en el servicio a la salvación hasta el día de hoy" el lector puede acometer la lectura del libro bien como si realmente lo constituyeran visiones milagrosamente recibidas por la beata Ana Catalina, bien como apenas una novela histórica, o como una mezcla de ambas.