Decía el famoso novelista ruso Dostoievski: Si Dios no existe, todo está permitido. Por ello hablarles de que algo es malo, no tiene sentido. Para ello, eso es fruto de la educación tradicional, de los prejuicios sociales, de las ideas supersticiosas de las religiones y, por tanto, hay que desecharlo. Todo es bueno, dicen, con tal que me agrade o aproveche. La única barrera de comportamiento sería, en todo caso, para algunos, el no hacer daño a nadie conscientemente.