GREGORIO NACIANCENO La Pasion de Cristo

 El nombre de Gregorio Nacianceno (330-390) suele asociarse al del otro Gregorio, el de Nisa, y a Basilio Magno, formando así la célebre tríada de los «grandes capadocios».
Menos especulativo que su homónimo, y poco dispuesto a la acción, a diferencia de su amigo Basilio, Gregorio de Nacianzo destacó, sin embargo, sobre ambos y en toda la antigüedad cristiana por su elocuencia, hasta el punto de merecer el apelativo de «Demostenes cristiano». Fue asimismo un literato muy refinado, y trató de compaginar la cultura literaria con la vida ascética y solitaria a la que se sentía llamado, y a la que retornaba, en cuanto sus obligaciones ministeriales se lo permitían.
Escritor sumamente dotado, no compuso auténticos tratados dogmáticos o comentarios bíblicos, si bien ambos géneros figuran en su amplia producción, que abarca discursos, poemas y muchas cartas.
«La Pasión para nuestro poeta -como se afirma en la Introducción- no es un episodio más en la vida de Cristo, es, por el contrario, la síntesis que implica y reclama continuamente la “Encarnación”, la cual, a su vez, viene encuadrada en el extraordinario proyecto de la “economía”, o sea, del plan de salvación, concebido para el hombre por Dios desde la eternidad y actualizado progresivamente a partir de la caída».