La luz de Cristo se hace presente por medio de Juan Pablo II entre nosotros. El Santo Padre, hombre de sufrimiento, perdió su madre a los 9 años, luego su hermano mayor y después su padre, perseguido en la Polonia nazi, trabajador de canteras y de vida clandestina, quiso ser silenciado por el comunismo, cuantos amigos perdió como consecuencia de los régimen de la vergüenza del hombre, cuantos maestros le antecedieron a la presencia del Señor, el destierro, la bala asesina del atentado, la enfermedad, el sufrimiento por la Iglesia diariamente atacada, toda una cruz, todo por amor a la cruz. Es así, el Romano Pontífice, sabe que la cruz es el camino, Juan Pablo II, apoyado en su báculo, nos regala con su amorosas palabras, su testimonio de amor a la Cruz de Cristo.