SAN AGUSTÍN, Obras completas tomo 30

 

A sus diecinueve años, en un momento no mejor precisable, Agustín abraza el maniqueísmo. El hecho no fue pura casualidad. Detrás de él queda la lectura del Hortensio de Cicerón con la nueva situación interior que originó en el joven; queda también la decepción que le originó d contacto con la Biblia; queda, sobre todo, la hábil y profusa propaganda maniquea, que Agustín debió asumir como la respuesta a los anhelos que en su interior habla despertado la lectura de la obra ciceroniana; propaganda que a su vez, muy probablemente, había sido en parte la causante tanto de los efectos positivos que originó en él la lectura de la mencionada obra, como de ü decepción que siguió a su encuentro con la Biblia.