La pureza o castidad es la virtud que regula el ejercicio de nuestra facultad sexual de acuerdo con la razón (como ya postularon Platón y Aristóteles ), o de acuerdo con la medida más alta de la razón iluminada por la fe , como lo piden el Antiguo y el Nuevo Testamento (y entonces se llama la «santa pureza»). Brevemente: la castidad es «la integración lograda de la sexualidad en la persona» , integración que se produce cuando el impulso sexual es animado y como transido por las potencias superiores del espíritu, es decir, por la inteligencia y la voluntad libre.