SAN AGUSTÍN Obras completas tomo 17

 

Desembarazados ya de estas difíciles cuestiones sobre el origen del mundo y sobre el principio del género humano, el plan de la obra nos exige abordar el problema de la caída del primer hombre, mejor, de los primeros hombres, y del origen y propagación de la muerte. Dios, en efecto, no había creado a los hombres en las mismas condiciones que a los ángeles, es decir, de forma que, si pecaran, no pudieran morir. Los creó de tal suerte, que a los cumplidores fieles de su obediencia, sin mediar la muerte, seguiría una inmortalidad angélica y una eternidad feliz, y, para los desobedientes, la muerte sería su justo castigo y su más justa condenación.