PIEPER JOSEF, Sobre el fin de los tiempos

Lo que filosóficamente interesa en la historia no es el pasado, “cómo han sucedido propiamente las cosas”. La pregunta del filósofo no se dirige a esto, tampoco la del filósofo de la historia. Quién inquiere filo- sófico-históricamente necesita por supuesto del saber histórico, cuyo objeto es necesariamente el pasado, incluso el más cercano, que llamamos “presente”. Pero el objeto de la pregunta filosófico-histórica es por principio distinto del de la pregunta de la historia.
Si, hablando de forma provisional y un poco tosca, entendemos; por “historia” el acontecer que se va realizando a lo largo del tiempo en nosotros y mediante nosotros, hombres que actuamos y padecemos, entonces el filósofo, que no es un especialista (expresamente no, sino alguien que rastrea meditativamente la raíz de las cosas, un hombre que busca amorosamente la sabiduría) entonces, digo, el filósofo pregunta si aquel acontecer histórico tiene, más allá de lo puramente fáctico, algún significado y cuál sea por ventura aquel significado.