Cuando Pablo predicó el evangelio a los filósofos estoicos y epicúreos en Atenas, ellos pensaban que él estaba predicando acerca de dos nuevos dioses, Jesús y Anastasis (que en griego significa "resurrección"; Hechos 1718) — así de tan importante era la resurrección. (Y así de confundidos estaban los filósofos y los eruditos. Nada ha cambiado.)