Las siete palabra de Cristo en la Cruz nos introducen en el drama de un Dios crucificado por el mundo. Cada una de ellas descubre un matiz de este misterio único, que excede toda expresión y es capaz de iluminar todas las agonías de los hombres y de los pueblos.
Acercarse a este misterio con suave contemplación silenciosa es el único modo de honrarlo y de dar a la propia alma la dimensión de profundidad. Cuanto uno puede escribir para hacerlo amar, fuera de estas siete divinas palabras, uno quisiera, de golpe, quemarlo todo.
Acercarse a este misterio con suave contemplación silenciosa es el único modo de honrarlo y de dar a la propia alma la dimensión de profundidad. Cuanto uno puede escribir para hacerlo amar, fuera de estas siete divinas palabras, uno quisiera, de golpe, quemarlo todo.