En el medioevo los cristianos tenían afición por La leyenda dorada, libro que recopilaba vidas de santos entremezclando hechos verdaderos con otros legendarios, pero sin precisar cuáles eran verdaderos y cuáles legendarios, por lo que el discernimiento quedaba librado a la capacidad crítica del lector; y debo advertirte que algo parecido sucede con estas páginas repletas de anécdotas e ideas recogidas de homilías, conferencias, pláticas, libros y revistas... pues al igual que en La leyenda dorada, aquí también conviven realidad y ficción, y, como los años borraron de mi memoria la distinción entre lo real y lo ficticio, la veracidad de los episodios que se narren estará sujeta al juicio de tu sentido común. Por otra parte, no puedo presentarte esta.