NEWMAN JOHN, Rosa Mística

Solamente la fe puede abarcar con firmeza un misterio tan maravilloso y tan difícil. El hombre natural puede aceptar este misterio durante un tiempo; puede estar convencido de que lo ha aceptado, pero no lo ha recibido de verdad: en su interior empieza, más tarde o más temprano, a rebelarse y a dudar. Esto ha hecho el hombre desde siempre. Ya mientras todavía vivía el discípulo amado surgieron hombres que afirmaban que nuestro Señor no tenía un cuerpo verdadero; o que su cuerpo estaba hecho en los cielos; o que ese cuerpo no podía sufrir y era otro cuerpo el que sufría en su lugar; o que solamente tuvo durante un cierto tiempo la forma humana con la que nació y sufrió: asumió esta forma humana en el momento del bautismo, pero la abandonó antes de ser crucificado; o que fue un simple hombre. 

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