Dios le dio algunos carismas extraordinarios, especialmente durante las batallas de los cristianos contra los turcos en que, yendo desarmado, solamente mostrando una cruz y bendiciendo a todos con ella, las balas se detenían o caían en lugares donde no había nadie e incluso en algunos casos hasta se regresaban contra los mismos enemigos. Son cosas que parecen imposibles, pero que los testigos oculares las cuentan por haberlas visto con sus propios ojos.
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