Opina el autor: A medida que ahondaba en el tema, se me hacía más clara la urgencia de movilizar un antídoto contra la manipulación. No es tarea fácil, pues los manipuladores operan de forma artera, solapada, sumamente astuta, y se apresuran a despojar a los manipulados de los recursos que les permitirían delatar sus ardides. Por eso juzgué que era necesario abordar el problema desde la raíz, tomando estas cuatro medidas: 1ª) Ayudar a las gentes a ponerse alerta ante el fenómeno de la manipulación del hombre a través del lenguaje y descubrir su temible capacidad de tergiversación.
2ª) Aprender el arte de pensar con suma precisión.
3ª) Acompañar este aprendizaje con el ejercicio de la creatividad, en todas sus formas.
4ª) Buscar con toda determinación la verdad y la certeza. Las certezas solo surgen en nuestro interior cuando vivimos creativamente aquello que pensamos.