Cada uno de ellos no solo describe su propio genio sino, sobre todo, una parte del legado cultural de la Hélade.
Por ello, más que un conjunto disperso de retratos, muestra un solo gran retrato de familia. Como esos en que se reúnen tres generaciones distintas, y en los que es posible descubrir rasgos comunes que se repiten porfiadamente en abuelos, padres, hijos y primos.
El autor lo ha logrado de forma amena, teniendo siempre en la mira al público en general, pero evitando reducir el discurso a un conjunto más o menos hilvanado de anécdotas.