de Dios tal y como Él se ha revelado al hombre y, por tanto, tal y como es conocido por la fe. En el quehacer teológico, cualquier otra cuestión encuentra su razón de ser precisamente en su relación con Dios, que es el centro de toda pregunta teológica.
La cuestión de Dios es también la cuestión más radical de la existencia humana, pues afecta decisivamente y profundamente al hombre: en el Dios vivo se encuentra la última razón de nuestra existencia, de nuestro caminar Dios en Cristo por el Espíritu Santo (cf. Rm 8, 15). La pregunta sobre Dios está inscrita en el corazón del hombre como una capacidad de acceder a Dios.´