DE FAVERI MARIANGELA San Juan de la Cruz


 La figura de san Juan de la Cruz presenta una gran complejidad: fue místico, poeta, teólogo y también, junto a santa Teresa de Ávila, el reformador de la Orden de los Carmelitas. En su personalidad poliédrica encontramos un espíritu de grandes acciones y coraje junto a una existencia meditativa que le llevó a lo más alto de la experiencia mística.   

Se inspiró en los primeros eremitas que en el siglo XII se habían instalado en el Monte Carmelo para llevar una vida de ascesis siguiendo las enseñanzas del Evangelio. Juan renunció a sí mismo, a sus deseos y a su voluntad para satisfacer únicamente la voluntad de Dios: dejó atrás la nada para alcanzar la unión perfecta con el todo, con Dios:   

Si purificares tu alma de extrañas posesiones y apetitos, entenderás en espíritu las cosas; y, si negares el apetito en ellas, gozarás de la verdad de ellas, entendiendo en ellas lo cierto.