COTELO JAVIER, Al volante de un santo

Muchas personas guardan en su memoria el modo cariñoso de ser de san Josemaría. Él mismo decía que de las pocas cosas que podía ponerse de ejemplo era de su capacidad de querer. Lo que procura el autor, a partir de aquellos recuerdos escritos tiempo atrás, es reflejar el cariño que derrochaba con sus hijos espirituales, y en particular el que le manifestó siempre durante los 23 años en que lo trató. En una ocasión se lo dijo expresamente: «Tú irás diciendo a todo el mundo cómo os quería el Padre».
Estas pocas páginas apuntan a mostrar su corazón enamorado, afectuoso y fuerte a la vez. Y también su amor a la libertad y su buen humor, dos características que quería dejar en herencia, junto con su amor a la Virgen María.