No se deben buscar en él las meditaciones que tantas veces se publican para uso de los fieles, enteramente acabadas, muy solícitas en indicar, a veces con excesiva prolijidad, no solamente las ideas para la inteligencia, sino también los afectos para el corazón y hasta los propósitos prácticos que deben sacarse, de suerte que apenas queda al que medita nada que hacer o investigar.
Aquí las ideas se presentan al espíritu, breves, en estilo elevado, claras, firmes, pero llenas y fecundas, saturadas de piedad y de verdadero amor de Dios.