“El silencio es oro”: esto es lo más positivo que se puede encontrar en el lenguaje acuñado y quizá tópico sobre esa realidad humana. Oro, porque se estima que vale. Pero a poco que se piense, se ve que hay muchos tipos de silencio, y algunos valen menos que nada. En un bosque de silencios hay que descubrir qué silencio es ganancia de la interioridad humana. Y ha de quedar claro desde el principio que las únicas formas válidas de silencio son las libremente elegidas; el silencio impuesto es una injusticia o incluso una forma de tortura.