El solo hecho de que se trate de una de las más antiguas vidas de la Virgen le confiere ya un innegable interés. Entre sus párrafos se puede descubrir todo un mundo de belleza y de piedad. Aparece en ella una muestra de la piedad popular y de la literatura edificante del Oriente en la época final de los Santos Padres y de los Concilios. En este escrito se descubre entre líneas la fuerza de la tradición del mundo de la Ortodoxia y de la Iglesia bizantina, en lucha contra el movimiento de la Iconoclastia, así como el impulso místico del monaquismo oriental.