CASES ENRIQUE, Vida de Jesús
Con temor y temblor, guiado del amor, me acerco ante Jesús, consciente, aunque no mucho, del misterio. Me acerco con la tímida audacia de la hemorroísa que tocando la orla de tu manto alcanza el milagro y el elogio. Al acercarme a Jesús, escucho la invitación: "Sígueme" y te sigo, hasta dónde lo permita mi fe de pobre hombre. Al seguirte te conozco, descubro, poco a poco, que eres esplendor de gloria, luz del hombre, luz del mundo. Y, antes de que la luz deslumbre mi mirada, apunto lo que veo, y al decir con Pedro: "apártate de mí, que soy un pecador" me coloco a tus pies y acepto que me digas "serás pescador de hombres", pastor de almas y de corazones, y te sigo.