SAN AGUSTÍN Obras completas tomo 11
Quien suscitó ese deseo de vuestra santidad, él mismo lo satisfaga. Aunque no presumimos de que sea cosecha nuestra lo que vamos a decir, sino de Dios, sin embargo, con mayor razón repetimos lo que humildemente decía el Apóstol: Tenemos este tesoro en vasijas de barro para que la excelencia del poder sea de Dios y no nuestra. No dudamos de que recordáis nuestra promesa. La hicimos en presencia de aquel por quien ahora la cumplimos. Pues ya en el momento de hacerla le pedíamos poder cumplirla; y si ahora es realidad, de él lo hemos recibido Recordará vuestra caridad que en la mañana de la Natividad del Señor diferimos resolver la cuestión que había sido propuesta, porque eran muchos los que celebraban con nosotros la solemnidad digna de aquel día, aun aquellos a quienes suele resultar pesada la palabra de Dios *. Ahora, en cambio, considero que nadie habrá venido que no tenga deseos de escucharla.