La fe en un Dios uno y trino es el punto de arranque y convergencia de nuestras creencias cristianas. Credimus in unum Deum Patrem omnipotentem... Et in unum Dominum nostrum Iesum Christum Filium Dei... Et in Spiritum Sanctum.
Con estas palabras escuetas y decisivas plantea la cuestión trinitaria el primer documento oficial de la Iglesia, cuestión que nace con el mismo alborear del cristianismo en el mundo. Contra el politeísmo absorbente y pagano de las naciones, la fe de los primeros creyentes mantiene con firmeza inflexible el dogma de la unidad divina, unidad que ha de armonizar con la divinidad del Verbo y dtíl Espíritu Santo. Unidad y trinidad constituyen la esencia del cristianismo. Sobre este punto culminante de nuestra fe insistirán los símbolos conciliares.