Las palabras del comandante del campo de concentración de Auschwitz cayeron como un mazazo sobre los corazones horrorizados de los prisioneros del Bloque 14: "¡Puesto que el prisionero que se fugó ayer no ha sido encontrado, diez de vosotros irán a la muerte!".Pero aún mayor fue la conmoción cuando uno de ellos se adelantó de la fila y señalando con el dedo a uno de los diez condenados, declaró: "Soy un sacerdote católico polaco; ya soy viejo y quiero ocupar su lugar, porque él tiene mujer e hijos". Era la voz de Maximiliano Kolbe.