Hubiera querido comulgar todos los días desde su primera comunión, pero la iglesia parroquial estaba a más de 10 kilómetros de distancia. Iba todos los domingos y aprovechaba para vender huevos y palomas para conseguir algún dinero para la economía familiar.
En su misma casa vivía un joven de 18 años, llamado Alejandro Serenelli, quien se fijó en ella y quiso obligarla a tener relaciones sexuales, pero ella tenía un alto concepto del valor de la pureza y no aceptó. Al mes del primer intento, Alejandro la mató, ocasionándole 14 heridas con un punzón.
En su misma casa vivía un joven de 18 años, llamado Alejandro Serenelli, quien se fijó en ella y quiso obligarla a tener relaciones sexuales, pero ella tenía un alto concepto del valor de la pureza y no aceptó. Al mes del primer intento, Alejandro la mató, ocasionándole 14 heridas con un punzón.