Teresa muere a los veinticuatro años, el 1 de octubre de 1897, tras
varios años de padecer la dolorosa enfermedad de la tuberculosis. Los últimos
años vive una oscuridad espiritual, unas pruebas de fe muy grandes, junto con
unos sufrimientos físicos, provocados por su enfermedad, muy agudos. Pasa un
verdadero martirio.En esta última época de su vida lleva a cabo el encargo de exponer por escrito
su “doctrina”: esas páginas recogen los recuerdos de su vida: las luchas,
alegrías, gracias y pruebas... confidencias que nos llegan de su propia mano.