JUAN PABLO II SAN, Levantese ¡vamos!

Ofrezco este escrito como muestra de amor a mis hermanos en el episcopado y a todo el Pueblo de Dios. Espero que sirva a cuantos desean conocer la grandeza del ministerio episcopal, las dificultades que conlleva, pero también la alegría que comporta desempeñarlo cotidianamente. Invito a todos a entonar conmigo un Te Deum de alabanza y de acción de gracias. Con la mirada fija en Cristo, sostenidos por la esperanza que no defrauda, caminemos juntos por los caminos del nuevo milenio: ¡Levántense! ¡Vamos!(Mc 14, 42).