Un joven sacerdote, en Turín, cada mañana se daba una vuelta por el «mercado general». Chicos muy jóvenes llegaban para buscar trabajo. Don Bosco (es el nombre de este sacerdote) hace todo lo posible para sacarles de la miseria y de la violencia. Abrió su Oratorio; allí los jóvenes eran ayudados a encontrar trabajo y patrones honestos, a vivir con alegría, a acercarse a Dios con la instrucción religiosa y las celebraciones de iglesia. Don Bosco fue un «narrador» extraordinario. Sus «historias» eran tan interesantes que muchos le insistieron en que las escribiera. Fascinantes, como siempre, las encuentras en este libro. Aquí te resonará su palabra viva, leerás los consejos que daba a sus muchachos. Y, sobre todo, percibirás el latir de su corazón entregado a sus jóvenes de ayer y de hoy.