SHEEN FULTON J. El Calvario y la Misa

Hay ciertas cosas en la vida demasiado bellas para olvidarse. Tal es el amor de una madre. Por eso guardamos su fotografía como un tesoro. El amor de los soldados, que se sacrificaron por su patria, es igualmente hermoso para ser olvidado; y por eso reverenciamos su recuerdo en el "Memorial Day" . Pero la más grande bendición que jamás descendió a este mundo fue la visita del Hijo de Dios en forma y condición de hombre. Su vida, sobre todas las vidas, es demasiado bella para olvidarse; por eso guardamos como un tesoro la divinidad de sus Palabras en la Sagrada Escritura, y la caridad de sus Obras en nuestras acciones diarias. Desgraciadamente esto es todo lo que algunas almas recuerdan: concretamente, sus Palabras y sus Obras; y sin embargo, siendo importantes como son, no son la mayor característica del Salvador Divino.

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