Un santo extraordinario, que consagró su vida al cuidado y atención de los esclavos que llegaban de los países de África occidental. El día de su profesión perpetua se consagró como esclavo de los africanos para siempre.
Realmente fue admirable en servirlos, atenderlos como un padre, preocupándose de la salud de sus cuerpos y, sobre todo, de su salvación eterna. Para ello no escatimaba trabajos ni sacrificios y tenía un equipo de traductores negros para ayudarle en la tarea de la evangelización.
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