Hay
libros que son para todos, como los de la Sagrada Escritura, y muchos otros, de
autores humanos. Otros hay que no son para nadie, cosa que se comprueba nada
más ojear los escaparates y exposiciones de librerías, tenderetes y quioscos.
Este
es sólo para algunos: para quienes no estando satisfechos de su modo de vivir
el cristianismo aspiran a perfeccionar su amor a Dios y al prójimo. Y quieren
poner los medios para conseguirlo.