En su juventud recorrió varias ciudades y países.
Fue primero pastor de ovejas, después se hizo soldado a las órdenes del
emperador Carlos V. Más tarde fue albañil, trabajando en las murallas de Ceuta.
A continuación se dedicó a vender estampas y libros religiosos. Hasta que,
oyendo un sermón de san Juan de Ávila, se convirtió y fue tal su
arrepentimiento y su deseo de sufrir por Cristo que, con el visto bueno de san
Juan de Ávila, durante unos meses, se hizo el loco, fingiendo estar loco, para
que todos lo despreciaran y así aprendiera a ser humilde.
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