Mi ideal es el joven que por los caminos de la vida mira continuamente hacia las alturas, pero no por esto llega a caerse en un pozo. El joven que sabe que el alma de toda cultura es la cultura del alma. Mi ideal es el joven que tiene siempre salida para los problemas del mundo, que no pierde la cabeza en las situaciones más complicadas, que avanza por el camino de la existencia confiado, con buen humor y con trabajo constante; pero que no pierde por eso de vista un solo momento el objetivo único, verdadero, santo; más allá de todos los obstáculos, trabajos, luchas y desengaños, al final del camino ve a Jesucristo que lo espera, y a Él –cueste lo que cueste– es necesario llegar.
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